domingo, octubre 07, 2012

Antonio Cisneros

Antonio Cisneros estaba en el panel donde se hablaba de los destinos de la poesía, en el aula repleta de la Universidad de Santiago, en la comuna de Estación central de Santiago. Antonio se acerca y me dice al oído: “ya sería bueno que fuéramos a almorzar”. Era el año 1990 en el Encuentro Hispanoamericano de Poesía de la Universidad de Santiago, que había organizado el poeta Andrés Morales.
Y desp
úes de comer venían esas largas sobremesas en un restaurante cerca de las Estación Central, con Jesús Ortega, Sergio Badilla Castillo, Jaime Siles, Teresa Calderón entre otros escritores. Antonio Cisneros era un experto en animar y convertir en experiencias vitales las tertulias literarias, les gustaba el hueveo y se sentía muy cómodo contando anécdotas. Y difícil ya de olvidar sus comentarios inteligentes e irónicos sobre el fútbol, hincha de Sporting Cristal, quizás en lo único que creía con la fe del carbonero.

Para hacer el amor
Antonio Cisneros

Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca
                de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no vera el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.




De: Comentarios Reales


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